El lunes 18 de julio de 1994, a las 9 horas 53 minutos, un artefacto explosivo detonó en el 633 de la calle Pasteur y causó la destrucción del edificio donde funcionaban las sedes de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), dos de las organizaciones de mayor representatividad para la comunidad judía de la Argentina. La fuerza destructiva de la bomba se llevó la vida de 85 personas y dejó con secuelas en sus cuerpos y sus vidas a otras 300. Aquel día se produjo el mayor atentado terrorista de la historia argentina; y el ataque antisemita con el sello del extremismo armado más destructivo cometido fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial.