La promesa de la Palabra de Dios, no nuestros sentimientos, es nuestra autoridad. El cristiano vive por fe (confiando) en la fidelidad de Dios y su Palabra.
Este diagrama del tren ilustra la relación entre el hecho (Dios y Su Palabra), fé (nuestra confianza en Dios y su Palabra) y sentimientos (el resultado de nuestra fe y la obediencia) (Juan 14:21).
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El tren correrá con o sin el furgón. De todas formas, sería absurdo intentar hacer correr el tren por el furgón. De la mismo manera, nosotros, como cristianos, no dependemos de nuestros sentimientos o emociones, sino que ponemos nuestra fe (confianza) en la fidelidad de Dios y las promesas de Su Palabra.